martes, 13 de diciembre de 2016


EL MODELO DE LA GALLINA Y LOS HUEVOS








El “modelo de la gallina y los huevos” es una manera sencilla que ayuda a entender el papel que juegan las exigencias y el papel secundario que juegan las creencias catastrofistas en el origen y mantenimiento de la perturbación emocional, así como el papel que juegan las preferencias y las creencias no catastrofistas en la protección de la gente hacia dicha perturbación.

Esta no es la única explicación, pero es la que yo utilizo.

Hay 4 partes en este modelo. Esta es la Parte I. Quiero que te imagines que tienes 3 gallinas ponedoras y que te acojas a la siguiente creencia: Preferiría que mis gallinas me pusieran cada semana 42 huevos: 30 para vender y 12 para mi consumo. Sería malo que me pusieran menos de los que prefiero (42) pero no es el fin del mundo. Ahora, si tú realmente pensases esto, ¿cómo te sentirías si te pusieran 35 cuando en realidad tú quieres, pero no exiges, que te pongan como mínimo 42?

Probablemente te sentirías preocupado, ¿no es así? Perfecto. O quizás te sintieses decepcionado o fastidiado, pero no querrías suicidarte, ¿verdad?

Bien, ahora haremos la Parte II del modelo. Esta vez tú tendrás una creencia diferente. Creerás lo siguiente: “Mis gallinas DEBEN poner cada semana 42 huevos. DEBEN, DEBEN, DEBEN ponerlos!!! y sería el fin del mundo si pusieran menos de 42. Ahora con este pensamiento, haces el recuento y de nuevo encuentras que han puesto 35 huevos en total. ¿Cómo te sentirías esta vez viendo que han puesto 35 huevos cuando tu exigencia es que DEBEN poner como mínimo 42 huevos a la semana?

¿Probablemente te sentirías deprimido, verdad?








Ahora fíjate en algo importante. Ante la misma situación, diferentes creencias te llevarán a diferentes sentimientos. Estudiemos la Parte III del modelo. Esta vez tú todavía mantienes la creencia que tenías en la Parte II, es decir: “Mis gallinas DEBEN absolutamente poner un mínimo de 42 huevos. Ellas DEBEN, DEBEN, DEBEN ponerlos!!! y sería el fin del mundo si pusieran menos”. Esta vez, sin embargo, descubres que una semana, en lugar de 35 huevos han puesto 50 en total. ¿Cómo te sentirías ahora teniendo 50 huevos cuando tu creencia es de que DEBEN poner un mínimo de 42 cada semana?

Seguramente te sentirías eufórico, ¿verdad?









Ahora la Parte IV y final del modelo. Con los 50 huevos y con la misma creencia: “Mis gallinas DEBEN poner cada semana 42 huevos. DEBEN, DEBEN, DEBEN ponerlos!!! y sería el fin del mundo si pusieran menos de 42”, ¿qué tendrías que pensar para que sintieses angustia otra vez?

Pues que AHORA que tengo 50 huevos, ¿quién me asegura que la próxima vez que haga el recuento no recoja menos de 42? Y por tanto seguiré ansioso otra vez.







Fíjate que lo que nos señala este modelo es lo siguiente:

1.- Todos los humanos, pobres o ricos, hombres o mujeres se crean a sí mismos la perturbación emocional cuando ellos no consiguen tener lo que ellos creen que DEBEN tener. Y también son vulnerables a crearse la perturbación emocional cuando ellos hacen todo lo que creen que DEBEN hacer con tal de no perder todo lo que ya han conseguido y mantienen la creencia de que no DEBEN perderlo.

2.- Cuando los humanos se adhieren a PREFERENCIAS no dogmáticas y no las cambian hacia deberías, ellos se sentirán entonces saludablemente decepcionados cuando no tengan lo que ellos PREFERIRÍAN tener y serán constructivos bajo esas condiciones para intentar prevenir que situaciones mucho más indeseables pasen en el futuro.

3.- Ahora, en nuestro trabajo juntos, prestaremos atención a las diferencias entre DEBERÍAS absolutos y PREFERENCIAS no dogmáticas.


A
(Acontecimiento Activador o Adversidad)
B
(Creencias)
C
Consecuencia emocional y conductual)










Las gallinas ponen 35 huevos
Irracional (Exigencias y Catastrofizar)

“Mis gallinas DEBEN poner cada semana 42 huevos. DEBEN, DEBEN, DEBEN ponerlos!!! y sería el fin del mundo si pusieran menos de 42”




Racional (Prefencias y relativizar)

Preferiría que mis gallinas me pusieran cada semana 42 huevos, pero no es esencial que los pongan. Sería malo que pusieran menos de lo que prefiero (42) pero no es el fin del mundo.


Depresión

Ansiedad

Angustia










Tristeza

Inquietud

Preocupación









martes, 3 de febrero de 2015


BAJA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN


¡NO PUEDO SOPORTARLO!











La Baja tolerancia a la frustración (o BTF) tiene que ver con percibir la incomodidad como imposible de soportar y por lo tanto sobre-enfatizarla.

Somos nosotros mismos los que nos generamos nuestra perturbación emocional "filosóficamente", ante la aparente necesidad de ser siempre tratados justamente y de obtener lo que queremos en la vida
con poco o ningún esfuerzo. Si bien este comportamiento es más frecuente en niños, también se da en mayor o menor medida entre los adultos, los cuales consideran que sus necesidades están por encima de cualquier cosa, incluídas las leyes o las normas sociales. Las personas con BTF no soportan que las cosas no salgan como ellos quieren, es terrible el que se cometa cualquier error o contratiempo, el mero hecho de fracasar se considera como algo inadmisible o insoportable, cualquier eventualidad como por ejemplo una tormenta en un día de vacaciones es algo injusto que no debería suceder bajo ningún concepto, un corte en el suministro de luz o de agua sin previo aviso significa para ellos una catástrofe. Estas personas tampoco soportan ser rechazadas por alguien, o no conseguir el trabajo deseado, que les deje la pareja o que los demás no se comporten del modo "adecuado"... Todos estos hechos que para cualquier persona pueden parecer únicamente incomodidades, hechos inconvenientes o desagradables, para ellos son verdaderas catástrofes.

Como expresa el psisólogo cognitivo Albert Ellis: "mientras la persona menos perturbada desea firmemente lo que quiere y lo siente de forma apropiada y se molesta si sus deseos no quedan satisfechos, la persona más perturbada exige, insiste, impera u ordena dogmáticamente que sus deseos se satisfagan y se pone exageradamente angustiada, deprimida u hostil cuando no quedan satisfechos".

La BTF exige que consigas lo que quieras rápida e inmediatamente para obtener de este modo una gratificación inmediata y de esta forma evitar problemas o contratiempos por parte de otros (o del mundo). "Necesito todo lo que quiero y lo quiero tener YA  Pero... (tampoco quiero obtener lo que no quiero") Esto implica una sensibilidad excesiva hacia todo lo desagradable,magnificando el lado malo de cada situación, observándolo a través de una especie de lupa. Lo malo es horrible, lo molesto es insoportable... puede decirse que la vida de estas personas està repleta de tragedias que muy a menudo no llegan ni tan solo a producirse, aunque ellos mismos se generan un gran estrés anticipándolas. Son personas que están siempre de mal humor, tristes, ansiosas, resentidas o enfadadas con el mundo. Van siempre de víctimas (se quejan por todo de manera sistemática y culpan a los demás y al mundo de sus problemas). Sería preferible que consiguieran centrarse en un bienestar a largo plazo, pero para ello deberían primero conseguir tolerar su frustración en lugar de centrarse compulsivamente en eliminar ese "malestar" en el momento en el que lo experimentan, pues al evitar a toda costa esos sentimientos "horribles e insoportables" que se generan ellos mismos, no los afrontan. Hay que aprender a tolerar la incomodidad, sintiéndola de manera intensa y sostenida.

Las personas con Baja tolerancia a la Frustración (BTF) tienen una serie de creencias irracionales que condicionan su modo de ver el mundo. Estas creencias limitantes pasan principalmente por:

- Obtener todo lo que quieren y para ello exigen que se satisfagan sus deseos a toda costa.

- La vida tiene que ser fácil y cómoda.

- Cualquier dificultad, demora o fracaso es demasiado horrible y no pueden soportarlo.

Estas personas siguen manteniendo unos patrones de funcionamiento infantiles e inmaduros en su modo de ver las cosas. De ahí la importancia de dotar a los niños desde bien pequeños de estrategias que les permitan desarrollar su "músculo emocional". Se tiende a la sobreprotección y ello no les ayuda precisamente a generar estrategias de afrontamiento.

Aceptar la vida (con sus incomodidades) es mucho más inteligente,interesante y adaptativo. Hemos de conocer nuestras limitaciones (y las del mundo) y aprender a convivir con ellas. Hay veces que podemos intentar reducir los problemas, pero otras veces eso no es posible (ante una enfermedad, por ejemplo) y no nos queda otra que convivir con ella lo más dignamente posible.

Normalmente las personas nos relacionamos y nuestras relaciones generan frustraciones y conflictos. Si esto no ocurriera la vida sería monótona y aburrida. Sin retos.


NO ESCAPAR ANTE LA INCOMODIDAD



Las desventajas de la BTF nos conducen a la ansiedad (ansiedad situacional ante la intolerancia de la incomodidad) y ansiedad del ego al deprimirnos ante nosotros mismos (y ante el mundo) por no permitirnos sentirnos frustrados (nos autoboicoteamos y condenamos por el hecho de sentirnos frustrados)

La Baja tolerancia a la Frustración está muy relacionada con la procrastinación (el hábito de posponer), también está relacionada con la hostilidad y la depresión. Detrás del hábito de posponer pueden encontrarse esquemas mentales y actitudes disfuncionales relacionadas con el perfeccionismo, la autoexigencia elevada y también la baja tolerancia a la frustración. Es importante revisar lo que nos decimos a nosotros mismos, lo que pensamos cuando postergamos algo que es importante. Detrás de estas "excusas" o autojustificaciones puede encontrarse el verdadero motivo de ese comportamiento.


PARA DISFRUTAR DE LA VIDA ES IMPORTANTE NO ALTERARNOS DEMASIADO ANTE LAS SITUACIONES INJUSTAS








Las personas con Alta tolerncia a la Frustración son personas flexibles, viven la vida de manera más saludable y con menos estrés, convierten los problemas en nuevas oportunidades y tienen asimismo más opciones de resolverlos al ser capaces de afrontarlos en lugar de postergar o escapar. También son capaces de aceptar que la vida no es fácil ni cómoda ni a su gusto y no permiten que las cosas les perturben excesivamente, al contrario: son capaces de mantener la calma (lo que les ayuda a pensar con claridad ante los contratiempos) Pero por encima de todo son capaces de aceptarse incondicionalmente en el caso de sentirse "frustradas" y no se deprimen ni se sienten ansiosas o culpables a pesar de ello. No olvidemos que somos seres humanos y por lo tanto falibles. Cuando uno se dice a sí mismo "Es demasiado injusto, mi frustración no debería de existir" o "La vida no debería de ser tan frustrante"... estamos ante una perspectiva poco razonable, al creen que no se deben de sentir frustraciones y que no deben de ocurrirnos hechos desagradables. ¿Dónde está escrito eso? Y al añadir "NO PUEDO SOPORTARLO" estamos exagerando nuestra inhabilidad para manejar situaciones difíciles y ser capaces de experimentar placer y felicidad a pesar de ellas.









viernes, 12 de diciembre de 2014

LA AUTOACEPTACIÓN INCONDICIONAL



PARA APRENDER A QUERERNOS ES PRECISO QUE PRIMERO NOS ACEPTEMOS TAL COMO SOMOS







El psicólogo Albert Ellis (1913-2007), fundador de la TREC y pionero de las terapias cognitivo-conductuales defendía que el principal determinante de las emociones y conductas de una persona son sus pensamientos o "creencias", es decir, la forma en que perciben y evalúan la realidad. Una parte muy importante de este sistema de creencias está constituida por aquellas ideas que tenemos respecto a nosotros mismos. Esta forma de evaluarnos determina en gran medida nuestra forma de sentir y actuar. Y es que el ser humano es demasiado complejo como para ser valorado de forma global.

Nadie es completamente bueno o malo, ni es exitoso en todas sus acciones, ni fracasa siempre en todos los aspectos de su vida, por lo tanto es absurda la autovaloración y, además de ser absurda e insostenible a nivel teórico, a menudo es autodestructiva y fomenta la inestabilidad emocional. Es mucho más racional evaluar acciones o conductas concretas y no a la persona a nivel global, pues no podemos condenar a alguien totalmente por una conducta incorrecta o reprobable, del mismo modo que no tiramos una bolsa llena de naranjas cuando observamos que hay una en mal estado. Si nos acostumbramos a condenar a los demás también nos condenaremos a nosotros mismos cuando nos equivoquemos, cosa que sucederá a menudo ya que somos humanos, y por tanto seres falibles.


LA AUTOESTIMA PUEDE LLEGAR A SER DESTRUCTIVA PORQUE ES CONDICIONAL


Una persona con alta autoestima no es muy diferente de otra con baja autoestima, lo que las diferencia es que una utiliza autovaloraciones positivas y la otra negativas en función de sus conductas. Así, cuando una persona se evalúa a sí misma como buena o mala en función de lo que hace está cometiendo el error de la generalización: "soy el/la mejor" o "soy un desastre".

Tanto la alta como la baja autoestima son causa de mucha perturbación emocional: ansiedad, depresión, rábia, vergüenza... Confundir la conducta con la valía del ser humano es fuente de muchas falsas necesidades y exigencias del tipo: "Tengo que conseguir triunfar en mi trabajo o sino seré un fracasado", "Necesito tener pareja y si no la tengo demostrará que soy un inútil", Deberìa salirme todo segùn mis deseos porque si no serà terrible y no podré soportarlo"...

En contraposición a la autoestima, la autoaceptación supone un proceso activo, de reconocimiento de los aspectos positivos y negativos que hay dentro de nosotros. Aceptar lo que no podemos cambiar y se encuentra fuera de nuestro control nos dará tranquilidad, del mismo modo que aprender a hacernos responsables de nosotros mismos y de los aspectos que si se pueden cambiar o modificar, aumentará nuestra sensación de control y autoeficacia, lo que también influirá de forma positiva en nuestro autoconcepto.

La autoaceptación también significa hacerse responsable de nuestros propios errores y por eso es necesario ser capaz de asumir los hechos y sus consecuencias, profundizar en los motivos que nos llevaron a comportarnos de una determinada manera y reflexionar de forma consciente sobre estos hechos, al tiempo que procuramos encontrar en nuestro interior soluciones que nos ayuden a afrontar la situación de una manera más lógica y adaptativa.

Uno de los aspectos que pueden dificultar la aceptación es el miedo. Miedo a reconocer los aspectos negativos de uno mismo, a comprometerse con el cambio, al rechazo de los demás... pero también miedo al reconocer nuestros aspectos positivos y nuestras potencialidades, y responsabilizarnos en su desarrollo. Miedo a los retos. Miedo a equivocarse. La aceptación significa también un esfuerzo para romper con la inercia y la pasividad, aprender a salir de la "zona de confort".

Algunas personas, sin embargo, depositan su fuente de aceptación en los demàs, lo que las sitúa en una posición de fragilidad y vulnerabilidad ante los juicios negativos externos, y las deja indefensas. Ellis señalaba que muchas personas se autoexigen en ser aprobadas o estimadas por determinadas personas o en triunfar en lo que hacen para evitar valorarse a sí mismas como "malas" "horribles" o "despreciables", lo que las llevaría a experimentar sentimientos de culpa, autocondena o rechazo.


VALEMOS POR EL HECHO DE SER SERES VIVOS Y VALORAMOS POR TANTO NUESTRA EXISTENCIA







Cuando una persona se valora a sí misma de manera global, es casi inevitable que tenga problemas.
Cuando se valora a sí misma como "mala", "inferior" o "inadecuada" tiende a la culpa, la vergüenza o la depresión y al mismo tiempo confirma erróneamente la baja estimación de si misma. Cuando se valora como "buena", "superior" o "adecuada", tiende a sentirse siempre insegura de mantener su "bondad". a desperdiciar mucho tiempo y energía probando lo que vale, pero todavía tiende a sabotear sus relaciones consigo misma y con los demás. Por ello, sería preferible que se aceptara incondicionalmente y que no valorara su "yo", esforzándose más en disfrutar y menos en justificar su existencia.


Esto nos recuerda la fábula de Esopo "La zorra y las uvas"...








Una zorra hambrienta vio unas uvas que colgaban de una parra y las quiso coger, pero no pudo. Alejándose de ellas se dijo a sí msma: "están verdes". La zorra, no siendo capaz de alcanzar las uvas y temerosa de que los otros animales la despreciaran por no ser capaz de lograrlo, pretendió que en realidad y en primer lugar no quería las uvas. El hecho es que por supuesto que las quería y en lugar de decirse saludablemente a sí misma: "bien, yo quiero esas uvas pero no puedo alcanzarlas. Mala suerte, y si los demás me desprecian por no ser capaz de alcanzarlas, ese es su problema", ella falsamente se dijo a sí misma (y a los otros): "¿quién necesita las uvas?, yo realmente no las quiero." La zorra de este modo se sintió bien, al menos momentáneamente, pero su problema fundamental por supuesto no estaba resuelto desde el momento en que todavía quería las uvas...








    
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miércoles, 24 de septiembre de 2014

ESTILOS IRRACIONAES DE LOS PADRES


Paul A. Hauck





Es un fenómeno curioso e interesante en el campo de la psicoterapia infantil que las formas menos eficaces de intervención son a veces las más frecuentemente practicadas. Especialmente, la mayor parte de los psicoterapeutas infantiles ignoran los muchos estudios de resultados que demuestran que es mucho más eficaz centrar el trabajo de intervención con los padres en vez de hacerlo sólo con los niños. En cambio la mayoría de los psicoterapeutas se centran exclusivamente o al menos predominantemente en e niño. Sin duda este énfasis erróneo se ha producido en gran medida por la idea prevalente de que el trastorno emocional representa una enfermedad psíquica.

Paul Hauck ha sido durante años una figura importante de la RET, ya que ha trabajado mucho tratando terapéuticamente a los niños trastornados, a los padres y a las familias. Se centra en las acciones comunes de los padres que llevan y mantienen los trastornos emocionales en los niños. Discute tres creencias de las ideas más corrientes y erróneas acerca de la educación de los niños que son especialmente perjudiciales para ellos: los niños no deben estar en desacuerdo con sus superiores; los niños no deben estar frustrados; y los niños deben ser calmados primero y los adultos después. Describe tres modelos de educación de los hijos dentro de la familia que se fundamenta en estas tres creencias equivocadas.

Cuando los padres se acercan a un psicólogo casi lo único que piden es que les aconseje. Ellos no quieren una larga explicación de sus sentimientos o un análisis minucioso de su historia... ni que se les escuche moviendo la cabeza solemnemente repitiendo "comprendo, compendo"... Los padres piden consejo porque lo necesitan. Sea lo que sea lo que hayan estudiado no saben casi nada de cómo ser padres e incluso muchos terapeutas tampoco saben gran cosa de cómo ser padres ellos mismos.

En los últimos años se han hecho grandes avances en la psicología de los padres y de los hijos. Estos progresos nos han capacitado para hacer una buena labor con los padres y los hijos por primera vez desde que comenzó el movimiento de salud mental. Mucho se debe a las contribuciones de la RET y al trabajo de Rudof Dreikurs (Dreikurs, Gould y Corsini, 1974). R. Dreikurs era un seguidor de Adler. Cualquier psicólogo que conozca bien estas dos escuelas de pensamiento se hallará bien preparado para aconsejar a los padres en la forma de educar correctamente a sus hijos.

ERRORES COMUNES DE LOS PADRES

Si los padres son culpables de alguna de estas prácticas, algún día tendrán problemas con sus hijos.

1. Los niños no deben cuestionar ni discrepar de sus superiores






Algunos padres no aceptarán de buena gana si se les da un consejo contrario a este. Ellos quiere que uno les apoye en todo y cuando uno les dice que quizás sus hijos tienen razón en esto o aquello, no lo aceptan. Así es como la psicología se hace impopular. Somos acusados de estroperar las futuras generaciones cuando, de hecho, lo que estamos haciendo es darles confianza y fuerza, ¡Y los padres no se lo creen! El enseñar a los niños a que piensen por sí mismos supone que ellos van a ser más sanos mentalmente, La RET está basada en adquirir esta habilidad: rebatir un conjunto de ideas o creencias que se cree que son correctas hasta que se descubre que no son así. El terapeuta, para hacerles comprender a los padres que acepten este consejo, recalca que es necesario que el niño aprenda por su propia experiencia difícil. Si el padre está tan en lo cierto, ¿por qué se pone tan nervioso ante la rebelión del niño o del joven? Lo único que tiene que hacer es esperar un poco y su hijo se romperá las narices en algún error que cometa y se dará cuenta con cierto dolor que sus padres tenían razon, Al hacer lo contrario, es decir, al lanzarle toda su sabiduría le puede producir un vómito psicológico inmediato en forma de una lucha por el poder.

Este fenómeno se está extendiendo cada vez más en esta época de mayores libertades para los adolescentes: por ejemplo, para votar y para tomar bebidas alcohólicas. En vez de seguir obedientemente las huellas de un orden establecido en la sociedad como quizás se ha hecho hasta hace unas generaciones, el adolescente de hoy se convierte en el "tipo listo" que hace lo contrario de lo que se le dice. Sin embargo, todo esto no es malo. Hay que advertir al padre que aconseje a su hijo una o dos veces y luego se calle. Lo que le ocurra a su hijo luego, será responsabilidad suya, no de su padre. Esto puede ser difícil, si por ejemplo no sigue el consejo de su padre. Así es como algunos jóvenes mueren en accidente de moto o acaban en la cárcel al ser arrestados por causa de las drogas. El padre resulta que tiene razón pero a un precio muy costoso. Hay que decir al padre que este es un riesgo que hay que correr.

Actualmente el padre no tiene opción en este asunto. Incluso si le aconsejáramos que fuera menos exigente en sus advertencias sobre los accidentes de moto y los arrestos por drogas, el joven en su lucha por el poder va a hacer justamente lo contrario de lo que se le dice. Por eso lo mejor que podéis hacer es advertir a los padres que no atosiguen demasiado a su hijo rebelde. Al recordarles que no necesitan estar perturbados por los problemas y trastornos de los demás y que no es vitalmente importante para su existencia lo que hace su hijo, les aseguras que están tomando los padres una actitud sana y correcta, que tiene una posibilidad de causarle una impresión en su hijo y de cargar la responsabilidad de su comportamiento sobre él mismo.

La edad normal en la que un hijo cuestiona la sabiduría de sus padres es cuando se acerca a la adolescencia. De la noche a la mañana ese chico o chica tan dulce y tan amable se convierte en un demonio mezquino y desobediente. Esta es la lucha por el poder y el adolescente cuestiona todo lo que se le ha dicho anteriormente. Así sea. Es mejor dejarles que lo cuestionen todo y conformen sus vidas de acuerdo con lo que descubran con dificultad. Cuando ellos no salen perjudicados por su estupidez, ayudarán a reformar el mundo con sus frescos y renovadores puntos de vista sobre la política, la religión, el sexo y la moda. La sociedad que no estimula el desafío de la tradición (los indios o los aborígenes australianos) puede continuar casi igual durante siglos sin prácticamente ningún cambio.





2. No se debe frustrar a los hijos






Algo serio nos está ocurriendo como personas y especialmente a nuestros hijos. Hemos desarrollado una actitud que podríamos llamar "frustración-fobia". Nos esforzamos una enormidad para hacer que la vida sea tan fácil y tan agradable que la frustración se ha convertido en una palabra horrenda. Los padres que acuden al terapeuta sintiéndose culpables por las frustraciones de sus hijos pueden verse libres de ese peso si les hacemos ver claro que el proteger excesivemente a sus hijos de muchas frustraciones  de la vida puede ser perjudicial para ellos. No se aprecia suficientemente hoy en día el valor de la vida superando las frustraciones y haciéndose más fuerte en su lucha contra ellas. Algunos padres desean tanto ahorrar a sus hijos todo tipo de dolor que a veces no saben cómo soportarlo y trabajar al mismo tiempo con eficacia.






Parece que la mayor parte de las personas creen siceramente que no podrán continuar con sus responsabilidades si están frustrados. A un joven no le agrada recibir órdenes de su jefe. Esto le produce frustración y se siente plenamente justificado para responder a su jefe que se "vaya a hacer gárgaras". Le resulta totalmente extraña la idea de que él tenga que hacer su trabajo bien sea agradable o no. ¡Tonterías! Que aprenda él a soportar las molestias de la vida ¿Quien diablos le ha dicho que en este mundo iba a ser todo agradable y sin problemas? ¿Y qué pensar de un hijo de 18 años que les pide constantemente a sus padres que le compren un coche porque todos sus amigos ya lo tienen? Ciertamente nosotros le podríamos permitir a ese joven que gane su dinero para el coche, o que ande en bicicleta o, si esto no les parece bien a sus padres, que vaya andando.

Un padre, bienintencionado, quería evitar a su hijo la frustración de quedarse sin dinero porque lo gastaba en seguida a lo loco. Él constantemente le estaba aconsejando a su hijo que gastara su dinero con más cuidado hasta que un día se enfadó muchísimo con su padre. No sabiendo cómo solucionar este problema, este señor recurrió al psicólogo para que le prestara ayuda para evitar a su hijo las frustraciones que él estaba seguro que tendría si no administraba mejor su dinero.

Aquí estaba otra vez ese miedo de dejar a alguien frustrado, la necesidad de hacer algo, cualquier cosa, para impedir que tenga unos momentos de malestar y de dolor. El profesional no tenía ese problema y por tanto le advirtió a ese padre que dejara de aconsejarle a su hijo y que le permitiera que él sufriera por sus errores. - "Pero - protestó el señor -, si hago eso John se quedará sin dinero en un par de días y yo no le quiero dar más dinero hasta dentro de dos semanas. ¿Qué hará el pobre muchacho?"
- "Sufrir" - contestó el terapeuta con calma pero seriamente.
- "Sí, lo se. Pero, ¿qué puedo hacer para evitarle a él ese sufrimiento?"
- "Vd. ya ha hecho todo lo que podía hacer. Vd, le ha advertido y le ha aconsejado que no sea imprudente y derrochador. Si él no sigue su consejo, déjele que ande sin dinero y que este sufrimiento le haga llegar al convencimiento que Vd. fue incapaz de llevarle.

Esre enfoque hace una utilización constructiva de la frustración. La considera como una cualidad inevitable de la vida y acepta el bien que puede reportar. Y cuando se piensa en esto, ¿no es la incapacidad para soportar la frustración una de las características principales de las personas neuróticas e inmaduras?

Es hora de que nosotros los psicólogos veamos los grandes beneficios que se pueden lograr del sufrimiento, En vez de estar siempre evitando que las personas sufran, ayudémoles a que sepan soportar las contrariedades de la vida. La autodisciplina y el soportar que no todo sea logrado o satisfecho al momento es uno de los grandes beneficios que reporta un sufrimiento temporal y pasajero. El aprender a superar los miedos requiere la misma tolerancia de tensión que la autodisciplina, y a veces más. Si una persona huye de la frustración cada vez que se enfrenta a una situación difícil, tal como bailar en una sala de baile delante de mucha gente por primera vez, hablar en público, correr el riesgo del fracaso y de la humillación, ella nunca dominará ninguna de estas habilidades. La mejor manera de superar el miedo es enfrentarse a él repetidas veces hasta que uno ya se acostumbra a él y lo acepta con normalidad. Pero durante ese período de ajuste y de insensibilización, el miedo cobra su tributo. La persona se pone nerviosa, tensa, preocupada, deprimida, etc. ¡Es desagradable! Nuestro consejo sería de aquí en adelante: Mantente firme. No corras ni huyas de la experiencia solamente porque es dolorosa. Si soportas un poco de dolor ahora, al final será menor. No te excuses anti mi mismo insistiendo que no se puede esperar que lo hagas simplemente porque te molesta muchísimo. Eso es una tontería. Muchas veces los actores de teatro en la noche de estreno tienen un miedo espantoso. Ninguno de los espectadores ni el director de escena aceptaría esta excusa como válida para no estrenar la obra.

Las personas pueden hacer un buen trabajo en situaciones de gran dificultad, mientras están frustradas, con miedo y con una gran tensión. Tendrán que hacer un mayor esfuerzo, por supuesto, pero debe hacerse. Esta es la razón por la cual sería mejor enseñar a los hijos a vivir con algunas frustraciones durante períodos limitados de tiempo. A no ser que hagan esto, no tendrán ninguna posibilidad de hacerse fuertes en la vida.

3.-  Los hijos deben calmarse primero y luego los padres.






Este es un error crucial. La familia que cataloga a su hijo como enfermo no se da cuenta de que está contribuyedo muchísimo a que él esté trastornado, No solamente es injusto suponer que el hijo hará todo bien, sino que es poco realista esperar que logre un grado de control al que los padres no llegarán, Por ejemplo, si tú como padre te enfadas ante la primera contestación de tus hijos, detente a pensar lo poco razonable que estás siendo. Quieres que tu hijo de diez años se auto-controle de una forma plenamente adulta, en cambio tú que eres un adulto maduro te puedes enfadar cuando gustes. Insistes en que se domine él primero y luego te dominarás tú.

Esto es como poner el carro delante del caballo. Domínate primero y luego exígeselo al niño. De esa forma actuarás con mayor justicia. Normalmente estarás más sereno para volver a tratar el problema con tu hijo y eso automáticamente significa mayor equidad. Los padres que hacen depender su conducta serena de lo que hagan sus hijos les atacan, a veces literalmente.Y luego ellos recobran una serenidad a costa de los esfuerzos de sus hijos. Esto es una equivocación. Los niños no nos trastornan, solamente nos frustran. Ellos tienen más derecho a comportarse neuróticamente que nosotros porque ellos son niños. Y se supone que ellos tienen más dificultad en volver a la estabilidad porque son niños y nosotros somos adultos. Pero eso es precisamente lo contrario de lo que esperamos que sean. Hemos visto a muchos padres quejarse de sus hijos que no estaban haciendo lo que los mismos padres eran incapaces de hacer.

Ayudar a los padres a que se auto-controlen es muy posible, si les aseguras que con mucha práctica, pueden aprender primero a serenarse ellos mismos y luego tratar de arreglar los trastornos de sus hijos. Esto disminuiría fácilmente el abuso de los niños producido por las acciones impulsivas. También reduciría aquellos castigos extremos a los que los padres les someten cuando se acaloran discutiendo con ellos. En la furia de un altercado, algunos niños han sido castigado a permanecer en sus habitaciones durante un mes seguido después de venir de la escuela. Una hora más tarde la exageración de ese castigo se comprende claramente, pero solamente cuando a papá o a mamá se les ha pasado el enfado.

Un beneficio final que se consigue con hacer que los padres se centren primero a sí mismos es que los niños no sean culpados tan injustamente, El echar la culpa a otros es la acción más neurótica de todas. Se te altera la sangre hasta un punto tan excitado que muchas veces te comportas irracionalmente y dices cosas con la sóla intención de hacer daño y molestar. Pueden ser serias las consecuencias físicas que te puede acarrerar. Pero, el echarle la culpa a tu hijo le puede destrozar durante años. Los sentimientos o complejos de inferioridad que puede tener, las depresiones y la excitación en el momneto del odio pueden producir toda clase de miserias y de desgracias a todo tipo de personas.

Resumiendo, como terapeuta tu labor consiste en explicar a los padres que acuden a ti como clientes que ellos creen erróneamente que: (1) nosotros frustrammos a nuestros hijos, quienes, a causa de su inmadurez, se trastornan a sí mismos; (2) nosotros no utilizamos este problema como una razón para crearnos un problema mayor: el auto-trastorno; y (3) despuès de habernos centrado en nuestros sentimientos y de haber intentado limitar nuestros problemas solamente a los hijos, nuestra atención se vuelve hacia ellos y aplicamos todo nuestro conocimiento en ayudarles a que se serenen y luego les enseñamos a que eliminen, minimicen o eviten futuras frustraciones.

Fuente:
Manual de Terapia Racional-Emotiva
Albert Ellis
Russell Grieger







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domingo, 21 de septiembre de 2014

LA EDUCACIÓN RACIONAL EMOTIVA (ERE)


William J. Knaus




La Educación Racional-Emotiva (ERE) es un programa de educación afectiva que tiene muchos puntos de contacto con la TREC

La Educación Racional Emotiva (ERE) se encuentra entre los mejores programas psicológico-educativos o afectivo.-educativos. Trata de ayudar a la persona a adquirir un conjunto de estrategias cognitivo-emotivo-conductuales que le capacite a identificar sus sentimientos y afrontar y cambiar sus pensamientos y su conducta inapropiada.

ENFOQUE DE LA EDUCACIÓN RACIONAL-EMOTIVA


La Educación Raciional-Emotiva (ERE) presenta un enfoque sistemático para enseñar las técnicas de la solución de los problemas que sigue  los principios de la psicoterapia racional-emotiva. (Ellis, 1962; Ellis y Harper, 1961; Goodman y Multsby, 1974) Mientras la ERE es idéntica filosóficamente a la TREC, pone un mayor énfasis en el aprendizaje experiencial como lo defendió J. Dewey (Bernstein, 1960) y Piaget y Inhelder (1970) y en las estrategias de simulación descritas por Knaus y Wessler (1976). Más aún, la ERE supone que los niños aprenderán a enfrentarse racionalmente a sus problemas por medio de la presentación de tareas y de problemas en un ambiente de grupo.

La ERE, a diferencia de del proceso psicoterapéutico, es una serie planificada de lecciones emotivas que sigue un programa temático.(Knaus, 1974; Knaus y Eyman, 1974; Knaus y McKeever, 1977). La ERE ofrece un método a profesores y alumnos de aprender las habilidades de la auto-ayuda siguiendo una serie de lecciones que les capacita cada vez más para comprender mejor sus sentimientos, para solucionar sus problemas básicos y para examinar el resultado de sus esfuerzos. Así, un niño con problemas emotivo-conductuales encontrará un firme fundamento de conocimientos y de habilidades para aplicarlo en la práctica.

El programa temático estructurado de la ERE comprende una serie de unidades didácticas que ayudan a los niños a conocer sus sentimientos y cómo se desarrollan, a distinguir entre las suposiciones y los hechos, a rebatir las ideas que subyacen en los sentimientos de inferioridad, a aceptar la imperfección, a enfrentarse a las reacciones emocionales perturbadas (depresiones, angustia), a desarrollar una perspectiva amplia, a tolerar la molestia de la frustración y a superar los estereotipos sociales a causa de tener un sexo determinado.

El capítulo 3 de Rational Emotive Education (Knaus, 1974) ilustra la forma de ser aplicada la ERE. Esta unidad está preparada para ayudar a los niños a definir y a identificar los sentimientos comunes y a demostrar que los sentimientos están influidos por los pensamientos. Una lección de ese capítulo recalca un juego de pantomima (El Acertijo de la Expresión), que ayuda a los alumnos a aprender que las personas no expresan uniformemente sus sentimientos y más aún, que una persona solo puede determinar exactamente lo que otra persona está sintiendo haciéndole preguntas. Para demostrar estas diferencias individuales el encargado del grupo de la clase selecciona varios grupos de voluntarios para que hagan una representación mímima de un sentimiento particular a su propio estilo. Cada grupo va pasando uno detrás de otro representando mímicamente un sentimiento diferente mientras el resto de la clase trata de adivinar el sentimiento que quiere expresarse por medio de la pantomima.

El programa de la ERE mantiene una transferencia de aprendizaje al animarles a los niños a que comprueben en las diversas situaciones de su vida los principios que están aprendiendo. En el Acertijo de la Expresión descrito, por ejemplo, se les puede asignar a los alumnos el ejercicio de preguntar al profesor cómo puede sentirse en diversas horas del día y luego comprobar si sus adivinanzas corresponden a la realidad. Los principios también pueden ser aplicados espontáneamente cuando se producen los problemas reales. Por ejemplo, en un aula, un niño se molestó al principio al llegar a la conclusión que a su amigo no le gustaba cuando estaba enfadado. En vez de caer en un estado de depresión o de irritación, el niño fue capaz de utilizar los conceptos aprendidos en el Acertijo de la Expresión para analizar este problema comprobando sus percepciones y descubriendo que ciertamente su amigo estaba enfadado, pero que su enfado no estaba dirigido contra él.

Los conceptos educativos racional-emotivos pueden ser incluidos formalmente en la programación escolar como un medio preventivo de salud mental. Con esto se pretende enseñar a los niños a pensar objetivamente. Eso se puede lograr asignando a los niños la tarea de examinar el impacto que ciertas creencias ejercen sobre su propia conducta y la de los demás. Por ejemplo. se puede examinar la superstición en las unidades de los estudios sociales analizando el fundamento que existe para temer a los gatos negros o al martes y trece como un día de mala suerte. Una vez que el niño ha aprendido a reconocer sus suposiciones personales que le inducen al miedo, se pueden utilizar estos métodos para rebatir sus propias ideas como tácticas para solucionar sus problemas.

Por supuesto, el ambiente del aula puede ser un lugar muy aprovechable para que los niños aprendan múltiples estrategias racionales por medio del programa de la ERE. Por ejemplo, se les puede enseñar a los niños un vocabulario sobre las emociones y sentimientos que les capacite para identificar y expresar con mayor exactitud sus sentimientos. Muchos niños tienen auténtica necesidad a este respecto. Ellos hablan de generalidades y no logran especificar con exactitud sus sentimientos. Así, el enseñar a los alumnos que utilicen palabras y frases descriptivas y concretas les ayuda en su trabajo y en las situaciones de su vida diaria.

Con la ERE se pueden utilizar algunas tácticas adicionales. Kazdan (1975) propuso que se podían emplear incentivos económicos para estimular a los niños a comprobar activamente sus comportamientos racionales. Según las diversas circunstancias de cada problema, se le puede reforzar a un niño con vales que se pueden cambiar por premios cuando intenta enfrentarse racionalmente a un problema difícil. También se pueden utilizar los vales para estimular los comportamientos positivos experimentales para correr riesgos, tales como cuando un niño tímido se ofrece voluntario para hablar en la clase delante de todos sus compañeros.

El autor también ha desarrollado una técnica evocativa combinando la ERE con el refuerzo para hacer que los niños difíciles se comporten de forma apropiada. Por ejemplo, en una primera reunión de grupo con ocho niños revoltosos y trastornados emocionalmente de 11 y 12 años de edad, el autor sugirió que el grupo probablemente no se centraría en lo que iban a hacer porque dudaba incluso de que se pudieran mantener sentados en sus sitios respectivos si siquiera media hora. Cuando uno de los niños del grupo le desafió, el autor le dijo al grupo que les daría a cada uno una moneda si el grupo era capaz de centrarse en lo que hacían durante media hora, pero que él dudaba que tendría que pagarles nada porque el grupo "haría lo que les viniera en gana". El acuerdo consistía en que todos los del grupo tendrían que permanecer centrados en la "lección de los sentimientos", preguntar activamente y responder a las preguntas y no levantarse de sus asientos. El grupo se puso en pie desafiándole y le ganaron la apuesta. De acuerdo con el enfoque de la ERE, el autor intervino activamente con los niños para ayudarles a ver cómo los pensamientos influyen en los sebtimientos y acciones de una persona. Utilizando ejemplos que le sugerían los mismos miembros del grupo, el autor comenzó a demostrarles la forma de superar las frustraciones y la impulsividad. En la segunda reunión del grupo, se retiró la recompensa de la moneda; sin embargo el grupo permaneció muy atento durante toda la sesión de media hora. Se introdujo un nuevo concepto motivacional. Hablando con el autor, el grupo estaba entusiasmado por aprender los conceptos racionales para desarrollar el "músculo mental". A esto se le llamó el "kárate mental". Se les dijo que en el kárate uno apende los métodos de defensa física. En el kárate mental, uno aprende a defenderse nentalmente aprendiendo la forma de no hacer caso de los insultos ni de otros medios por los que las personas se perturban innecesariamente a sí mismos. Se hicieron unas vendas rojas de distintos colores para ponérselas en la muñeca de la mano y que representaban los diversos niveles de competencia alcanzados en este proceso de aprendizaje mental. Los miembros del grupo dijeron que solamente llevarían estas vendas en sus muñecas durante las reuniones de grupo ya que decidieron que el kárate mental sería su arma secreta para el dominio de sí mismos y no querían hacer publicidad de su competencia.


http://www.rebtnetwork.org/library/Rational_Emotive_Education.pdf

Fuente:

Manual de Terapia Racional-Emotiva
Albert Ellis
Russell Grieger







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sábado, 19 de julio de 2014

TOLERANCIA A LAS BROMAS

Aumentar la tolerancia de su hijo hacia las bromas

Michael Bernard




¿Es su hijo víctima de las bromas? Uno de los eventos estresantes más comunes para los niños es que les molesten con bromas, sobre todo si sucede a diario. Puede ser o no que los niños le digan qué es lo que les está molestando, en particular si lo visualiza como algo vergonzoso, que no van a poder manejar.

Estas bromas empiezan a muy temprana edad y continúan hasta el colegio, existiendo un pico entre sexto y noveno año. Si su hijo vuelve de la escuela apagado, triste o con comportamientos agresivos, puede ser que sea víctima de las bromas. Un número sorprendentemente alto de niños que he tratado entre los 9 y los 11 años de edad, han desarrollado síntomas de ansiedad hacia la escuela. Se despiertan por la mañana (en especial los lunes) y rehúsan ir a la escuela o desarrollan una gran variedad de síntomas físicos (como náuseas o dolores de cabeza), lo que ocasiona que los padres les dejen quedarse en casa. Tras examinarles, los médicos casi nunca encuentran anomalías en el niño. Éstos niños sufren de estrés, ya que no han desarrollado habilidades para tolerar las bromas.

Es vital que como padre esté alerta a las señales de que su hijo está siendo molestado. Si empieza a sospechar que su hijo está siendo molestado frecuentemente y no lo está manejando bien, verifíquelo con él o con la maestra. Si sus corazonadas eran ciertas, es importante que lleve a cabo acciones para ayudar al niño a desarrollar el músculo emocional, necesario para lidiar con las bromas.

Las técnicas que les voy a sugerir para ayudar a su hijo con las bromas, son apropiadas para usarlas entre los 7 y 18 años de edad. No asuma que porque su hijo es mayor, debe ser capaz de manejar las bromas; yo he visto muchachos de 15-16 años que son víctimas de las bromas en el colegio. Estos niños y niñas pueden albergar problemas emocionales como depresión y ansiedad. El acercamiento que utilizo cuando trabajo con niños y adolescentes víctimas de bromas, ha funcionado en el 90% de los casos que he visto. Usualmente, toma entre tres a cuatro semanas trabajarlo; en casos más severos, por ejemplo en niños con depresión severa, puede ser que tome ocho o diez semanas. Si su hijo está muy afectado por las relaciones con sus pares, es recomendable que busque a un psicólogo o psiquiatra infantil o de adolescentes.

Tres pasos prácticos pueden ayudar a su hijo a superar sus problemas con las bromas. El primer paso es averiguar si alguien puede hablar con los principales "verdugos" del niño. Algunos informantes potenciales como amigos del niño de la escuela, la maestra o el niño pueden facilitarle los nombres de los compañeros que están molestando. Algunas veces y especialmente si su hijo está siendo molestado por solo un estudiante, la escuela puede pedirle a ese estudiante que pare de molestar; en este caso el estrés se evapora rápidamente sin necesidad de mayor intervención. Este acercamiento ha funcionado en un gran número de casos. Sin embargo, cuando no pueda influir en el comportamiento de los compañeros de clase de su hijo o cuando la situación proviene de varios ofensores, es necesario tomar medidas más fuertes.

Lo más probable es que usted le haya aconsejado a su hijo que ignore las bromas, o como último recurso que peleé físicamente (¡Defiéndase usted mismo!). Yo no creo en animar a un niño a solucionar un problema social, que es doloroso y frustrante, mediante métodos agresivos. Esta solución instaura un precedente arriesgado. Además, con frecuencia, se perjudica al niño metiéndole en problemas con las autoridades escolares o "atizando más el fuego" con sus compañeros. Por el otro lado, su consejo de ignorar la broma es similar a la solución que yo recomiendo. Los niños tienden a encontrarla como un hecho imposible, por el alto grado de frustración y enojo; sin embargo, consiste en ignorar las bromas con firmeza. La mejor manera de lograr que un niño ignore las bromas es ayudándole a que éstas le molesten menos y así aumentar su tolerancia a las bromas. ¿Cuál es la psicología de enseñar a los niños a no sentirse tan mal por ser molestados con bromas? Los niños que tienen Baja tolerancia a la Frustración por las bromas tienen una serie de pensamientos y actitudes sobre ser molestados muy diferentes a las de los niños que toleran las bromas sin enojarse.

Las bromas, en particular, no son las que causan el dolor emocional del niño, sino los pensamientos irracionales que presenta el niño sobre ser molestado. Su hijo, probablemente, es más sensible a ser molestado que otros niños, que no lo consideran tan en serio. Usted puede ayudar al niño a desarrollar músculo emocional, ayudándole a cambiar esas ideas sobre ser bromeado. Al enseñarle al niño a pensar diferente, usted puede inocularlo a no ser hipersensible en el futuro,

Existen tres pensamientos irracionales, negativos y falsos, que causan que los niños se enojen sobremanera por ser bromeados. Al identificar estos pensamientos con el niño y ayudarle a corregirlos, usted tomará un largo camino hacia el fortalecimiento de su hijo contra las bromas y, en consecuencia, su hijo va a ser capaz de ignorar las bromas consistentemente, al punto de no ser molestado.

Pensamiento errado número 1: "Como estoy siendo bromeado, no le agrado a nadie"


Explíquele al niño que, aunque parezca que no le agrada a las personas que lo molestan, generalmente esto no es cierto, Los compañeros pueden bromearle por varias razones, primero porque reacciona mal y demuestra que se enoja. Si es así, explíquele al niño que seguro que sus compañeros le molestan para tratar de hacerle enojar. Segundo, los niños a veces bromean para ser "cool" o chistosos y tercero, los niños bromean porque todos los demás lo hacen. Ninguna de estas razones tienen algo que ver con que si su hijo le agrada o no a los otros niños. Pregúntele al niño si alguna vez ha molestado a alguien que a él le agrade (casi todos los niños han molestado a alguien en algún momento). Asegúrese de que el niño entienda que bromear tiene mucho que ver con hacer chistes y casi nada que ver con caer bien o mal (claro que pueden haber uno o dos compañeros que le molesten porque no les cae bien, pero es la excepción de la regla).

Pensamiento errado número 2: "Como estoy siendo molestado no tengo esperanzas y soy un idiota"


Explíquele a los niños que porque le digan un apodo, eso no les convierte en el apodo. Pregúntele al niño que ¿si alguien le llama sapo, se convertiría en un sapo?

Discuta con el niño si toma como verdad  lo que una persona piense de él. Asegúrese de que entienda que no es correcto evaluarse en su totalidad como inútil o estúpido solo porque alguien le dijo un apodo. Ninguna opinión vale tanto. Dedique un poco de su tiempo ayudando a su hijo a hacer una lista de sus cualidades positivas. Los siguientes son algunos ejemplos de listas positivas hechas por niños con los que he trabajado: soy bueno construyendo modelos, soy bueno arreglando bicicletas y radios, me gusta trabajar con animales en una granja, me gusta el aire libre y la naturaleza, soy bueno en Matemáticas y Ciencias, estoy interesado en el ambiente y la contaminación, yo ayudo a las personas enfermas, soy bueno en inglés y me gusta leer, me gusta la música y se tocar un instrumento, me gusta actuar, soy bueno dibujando y pintando, soy bueno en los deportes y en el fútbol, me gusta ser amable con los niños, soy bueno en enseñarle a los demás, yo escucho los problemas de todos, tengo un buen sentido del humor, soy muy trabajador, yo ayudo en los quehaceres, yo me llevo bien con mis padres y soy buen cocinero, soy de confiar y soy bien organizado; tengo dos buenos amigos.

Si logras que el niño empiece a pensar más en sus cualidades positivas, entonces es menos probable que se sienta mal y se enoje cuando le molestan.

Pensamiento errado número 3: "No soporto que me molesten"


Cuando su hijo piense esto, se va a frustrar y va a enojarse y, como consecuencia, va a reaccionar pobremente. No obstante, ese pensamiento no es cierto: su hijo puede soportar situaciones y bromas que no le gustan. Explíquele al niño que "no lo soporto" significa, literalmente, que no es posible tolerarlo, que su cabello se va a caer, que se va a debilitar y que lo va a matar. Recuérdele al niño, que lo ha podido soportar mucho tiempo, a pesar de que lo detesta. Refuerce el dicho "las piedras y los palos pueden romper mis huesos, pero las palabras no pueden hacerme daño".

Como padre o madre, usted puede hacer mucho para ayudar a que sus niños (as) tengan buenas relaciones sociales. Las relaciones del niño con sus compañeros de clase van a determinar no sólo su felicidad, sino que también van a influir, directamente, en su autoestima. Un problema que se puede presentar en las relaciones de pares del niño es la dificultad extrema en el manejo de las bromas. Para ayudarle a su hijo a aumentar su tolerancia a las bromas, trate de ayudarle a que se vuelva un pensador racional. Anímele a reaccionar ante las bromas pensando: "Sólo porque me molestaron no significa que me odien o que no soy bueno". "Soy agradable y capaz". "Aunque no me gusta que me molesten puedo soportarlo". Además, recuérdele al niño lo importante que es ignorar las bromas, Si puede ignorarlas por varias semanas, van a empezar a disminuir (aunque pueden ponerse un poquito peor antes de que mejoren). Enfatice que cuando los bromistas se dan cuenta de que sus palabras no están teniendo efecto, eventualmente van a parar o a molestar a otra persona.

Fuente: Manual práctico Terapia Racional Emotiva Conductual TREC

Ana Catalina Vargas, Ma.
CETREC
Leonor Lega, Ph.D.
Saint Peter's College







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